A pesar del pésimo tiempo que me acompaña en la carretera (aunque siempre podría ser peor), en esta segunda etapa la cosa comienza a ponerse interesante. Por primera vez en mi vida he cruzado una frontera en bicicleta.
Y como no podía ser de otra forma, tal fue la emoción que tuvo que ocurrírseme la “gran idea” de grabar un video del paso de la frontera durante una bajada con el consiguiente soberano tortazo… Que para más ironía, quedó inmortalizado en el video, además de en los ojos de los que presenciaron en vivo. A eso se le llama entrar con buen pie.
De todas formas reconozco que ha sido una gran experiencia cruzar la frontera y verme yendo a un país extraño montado en bicicleta. Una cosa así no se hace todos los días. Además la fecha coincidía exactamente con la primera vez que cruce esa misma frontera procedente de Lieja hacia Colonia hace muchos años, hecho que en su día fue el punto de partida para una aventura mucho más larga… pero esa es otra historia.
Fronteras y clima aparte, la segunda etapa de este periplo ciclista estuvo marcada por el mal tiempo y las famosas “subiditas”. Si bien tengo que decir, que al contrario que en Aquisgrán, en Bélgica lo que sube, sí baja. Tras unos 40 km de subidas intermitentes a través de la Ruta Carlomagna, la sorpresa llego a partir de la población fortificada de Battice (famosa por su resistencia en la Primera Guerra Mundial). A partir de este punto, una antigua vía férrea reconvertida en camino para bicicletas (Ravel) me sirvió como rampa de despegue a la fama durante más de 20 kilómetros mostrando mis grandes dotes ciclistas cuesta abajo.
Por lo demás, todo el trayecto combinando un paisaje de colinas verdes, vacas, granjas, pequeños castillos y pueblos de piedra dignos de admiración hasta para el mismo Tintín.
También es notable durante todo el trayecto la gran cantidad de recordatorios, monumentos o fortificaciones y bunkers de las dos guerras mundiales que se libraron duramente en estas fronteras. Casi en cada pueblo está todavía presente el recuerdo de los caídos en la guerra.
Ahí va una galería con las primeras impresiones del camino belga. Fíjense que hasta en algunas papeleras están grabados los motivos jacobeos, identificables hasta que algún desalmado se dedicó a pintarlos
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