Cuando uno llega al plano pasadas las estribaciones de las Ardenas francesas el paisaje se vuelve más ocre y seco dando la sensación de que ya estamos en el sur. Alguien me dijo una vez que el sur comenzaba en Paris. Pero al pasar las Ardenas me pareció que el sur empieza mucho antes.
Con las mayores expectativas puestas en la llegada del buen tiempo continuado, el olor a paja de trigo recién cosechado que tantos recuerdos trae se convirtió sin embargo de repente en un frente amenazante. En el sur la tormenta se huele desde muy lejos cuando el polvo seco del suelo comienza a agitarse esperando ansiosamente agua. Y en el momento de llegar al sur, tras una pausa de sol ya se veía venir. En definitiva…sigue la lluvia rumbo a Reims.
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