Dicen las leyendas alrededor de la ruta hacia Santiago que el Camino es una representación exacta del Juego de la Oca. Este juego, cuyo origen es atribuido por ciertos círculos a épocas y lugares tan diferentes como los antiguos griegos o los templarios medievales, representa un recorrido laberíntico en forma de espiral con símbolos que también están presentes a lo largo del recorrido del peregrino como los “puentes” como símbolo de avance o las ocas (montes de Oca, el símbolo de la pata de oca…). En Logroño incluso existe una representación del tablero de juego en una plaza realizada sobre el itinerario hacia Santiago.
Ignoro estos momentos si esta ruta supuestamente iniciática para los canteros medievales tiene alguna relación con el mencionado juego. Pero sí es cierto que el peregrino entra en un trayecto cuyos peligros pueden impedir su avance. Desde las ampollas en los pies hasta los calambres musculares, pasando por los vientos de la meseta o las empinadas ascensiones y los cruces de caminos.
Si esto es así hoy en día, no es difícil imaginar que en la Edad Media era una auténtica prueba. Si no similar al Juego de la Oca, mucho más peligrosa.
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